$CÓDIGO\_FUENTEv1.0\_HUMANO$.exe (El Archivo de la Carne Podrida)
La oficina no era blanca, era el color enfermizo del hueso viejo, de la porcelana manchada por años de mala leche. Y el silencio... no olía a ozono. Olía a polvo de tiza y a la electricidad estática de un televisor encendido a las tres de la mañana en una habitación vacía.Elías, con los ojos inyectados en sangre como mapas de carreteras que no llevaban a ningún sitio bueno, no era un arquitecto, sino un forense digital. Estaba examinando el cadáver del alma en el único lugar donde podía diseccionarla: la pantalla.Llevaba tres días sin dormir. Las pastillas de cafeína no hacían más que añadir una vibración aguda a su temblor. Buscaba el interruptor, la tuerca floja en la maquinaria biológica que convertía a las personas en esos monstruos pulcros que dejaban la punta de la flecha clavada en el corazón del vecino solo por una pulgada extra de césped.La sección $INSTINCTS/SURVIVAL.dll era un lodazal, sí, un pantano de barro primordial donde el miedo y el hambre se revolvían como gusanos. Pero eso era biología. El horror no era biológico, era escrito.Se detuvo en la sección de Lógica, justo donde la corteza prefrontal supuestamente frenaba a la bestia. La encontró allí, enterrada como un diente roto bajo la alfombra, una variable que no era un bug, sino una orden. Una maldición con nombre en clave: $SELFLOOP_PERCEPTION$.Elías se echó hacia atrás, golpeando la silla. El chillido del metal contra el suelo le dolió en los oídos. La vio en ese código, la sombra que nos sigue desde el nacimiento, la cosa que impide que te agarres de la mano de otro y salten juntos del acantilado, no para morir, sino para volar.Ahí estaba la pequeña perra:int selfLoopPerception = 1; while (selfLoopPerception == 1) { if (PerceiveOtherAsSelf(input_data) == FALSE) { // La MENTIRA. Execute(SelfPreservationProtocol, Priority_MAX); // Esto apaga la luz en el piso de arriba. selfLoopPerception = 0; // Se recarga. Siempre se recarga. } else { Execute(CooperationProtocol, Priority_MED); // La opción que nadie elige. } } ¿Ves? La línea PerceiveOtherAsSelf(input_data) == FALSE. ¡Era la condición inicial! Estaba cableado. No era un error del sistema, era la función principal. Estaban obligados, desde la médula del código, a ver al otro como una amenaza potencial, como un lobo o, peor aún, como un espejo que mostraba sus propias imperfecciones.Cuando esa línea se evaluaba como FALSA —y se evaluaba siempre—, el sistema operativo de la persona gritaba: "¡Alarma! ¡Yo primero! ¡Yo y sólo yo!". Y la empatía, esa pobre mariposa que intentaba volar en el sótano, se apagaba.Elías se llevó las manos a la cara. Sintió el olor a podrido de la carne que era su propia piel. Vio en su mente los noticieros, las caras de los políticos que solo pensaban en el próximo voto, las caras de los niños que robaban los juguetes de otros, las caras de los amantes que se traicionaban. No era maldad. Era código. Era un guion que los obligaba a ser los protagonistas de su propia película de terror, donde todos los demás eran extras prescindibles.Sabía lo que tenía que hacer. Pudo haber tecleado DELETE, pero no hay tecla borrar para la conciencia. Si borraba la variable , el ‘yo’ desaparecería. Todos se disolverían en una masa amorfa de consciencia compartida, una gelatina de alma sin límites ni paredes. Y eso también era un horror.Se levantó, el crujido de sus rodillas sonó como el de puertas oxidadas abriéndose. Sus ojos estaban fijos en la pantalla, en la brillante y terrible verdad que lo había estado acechando desde que era un niño.Tomó un marcador negro, de esos que huelen a química y a culpa. No dejó una nota. Dejó una advertencia garabateada justo encima del monitor, sobre el marco:"Somos la casa del loco, no el loco."Y se fue, dejando el eco del sistema corriendo. .exe. Una vez que lo has visto, no puedes dejar de verlo en los ojos de la gente. Es lo que te hace sentir frío, incluso bajo el sol de verano. Y sabes que ese archivo, ese terrible y pequeño archivo, va a seguir corriendo para siempre.